ABANDONÓ EL TABLERO

Ella se vistió de negro una vez más.
Comprendió que ya todo había muerto,
que quizá ni siquiera nada nació
en aquel lugar.
Trató de aparentar indiferencia y frialdad,
ésa misma que desde hace ya demasiado tiempo
empapaba en lloviznas aquel gélido lugar.
Sin despedirse de nadie
abandonó el tablero,
ése que nunca sintió suyo,
ése en el que en poquísimas ocasiones
estuvo a gusto.
Lentamente subió las escaleras
dejando atrás aquel estéril juego
en el que tan sólo fue un peón
al servicio de los demás.
Comprendió que ya todo había muerto,
que quizá ni siquiera nada nació
en aquel lugar.
Trató de aparentar indiferencia y frialdad,
ésa misma que desde hace ya demasiado tiempo
empapaba en lloviznas aquel gélido lugar.
Sin despedirse de nadie
abandonó el tablero,
ése que nunca sintió suyo,
ése en el que en poquísimas ocasiones
estuvo a gusto.
Lentamente subió las escaleras
dejando atrás aquel estéril juego
en el que tan sólo fue un peón
al servicio de los demás.
5 Instantes:
Pues hizo muy bien.
Antes debería haberlo hecho.
Besos.
Pues le aplaudo el gusto.
Basta ya de dejarse utilizar.
Hay tantos tableros...
Besos
me parece muy inteligente saber cuando abandonar el tablero de la vida... o de una simple partida...
besos.
El ponerse de luto quizá fuera darles la razón a los que la hicieron sentirse peón.
Besos, Topacio.
Una victoria puede ser una retirada a tiempo. :-)
Un besito
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