jueves, febrero 25, 2010

UN VIERNES INESPERADO

 
 
 

Dejo impasible

que tenga atenciones

conmigo

en un viernes rojo

que se tiñó

de mágico azul.

 

Dejo que al llegar él

se convierta en el protagonista

de mi noche,

que con su humor cree una complicidad

inmediata entre los dos

derramándose una serenidad inusual.

 

Dejo que sus ojos

demanden con avidez

miradas de los míos,

que sus manos arropen

con cariño

mis manos largo rato,

que sus dedos

coloquen mi anillo

en un gesto tan natural y tierno

que me conmueve.

 

Dejo que me envuelva

en su burbuja de cristal

ajena por completo

al mundo que nos rodea,

en un viernes cualquiera

que resultó inesperado

y que deberé recordar…