lunes, octubre 03, 2005

CARTAS
















Vienes cuando menos te espero.
Entras en mi casa disfrazado de carta
y me llenas los ojos de lágrimas.

Tu inmadurez,
tu fragilidad,
tu hondo penar,
me traspasaron
desde el primer
contacto.

Sin conocerte,
sin entenderte,
trate de quererte,
de arroparte,
de mimarte.

Me llegan de ti palabras
dulces, bonitas, tiernas,
pero en el fondo huecas,
carentes de emoción,
de sentimientos.
Palabras aprendidas
a lo largo del tiempo.

Mi pequeño gran niño
al que tanto han herido,
sé que sufres por lo que no tienes,
por lo que no sientes.

Entiendo que no puedes dar más,
que lo otro es falsedad.
Es por eso que conociéndote
como me permitiste hacerlo,
no puedo evitar
emocionarme al leerte

y mandarte un beso
desde lo más profundo de mi sentimiento.