EL REY NEGRO
… Y al cabo de mucho tiempo
el rey negro,
tan independiente, tan frío, tan astuto,
tan seductor,
tan jugador y calculador,
me desveló la jugada.
Todas las piezas encajaban:
tuvieron que enfrentarse a una reina negra,
que en la sombra aguardaba
con un sequito de blancas piezas chismosas,
enloquecidas de celos,
iracundas, desconsideradas,
irrespetuosas…
La más hermosa huyó
para regresar bajo un disfraz
con ansias de cotillear y de pinchar,
tan y como yo suponía;
la más poderosa,
cuan reina madre,
se reproducía para hacer el mal
sin piedad;
y al dueño del tablero le colaron,
o se dejó colar dichas trampas.
Yo tan sólo fui un peón,
como hace tiempo intuí,
que rodaba por el tablero
sin rumbo fijo,
sin color definido,
desorientada, desconfiada
y cansada.
el rey negro,
tan independiente, tan frío, tan astuto,
tan seductor,
tan jugador y calculador,
me desveló la jugada.
Todas las piezas encajaban:
tuvieron que enfrentarse a una reina negra,
que en la sombra aguardaba
con un sequito de blancas piezas chismosas,
enloquecidas de celos,
iracundas, desconsideradas,
irrespetuosas…
La más hermosa huyó
para regresar bajo un disfraz
con ansias de cotillear y de pinchar,
tan y como yo suponía;
la más poderosa,
cuan reina madre,
se reproducía para hacer el mal
sin piedad;
y al dueño del tablero le colaron,
o se dejó colar dichas trampas.
Yo tan sólo fui un peón,
como hace tiempo intuí,
que rodaba por el tablero
sin rumbo fijo,
sin color definido,
desorientada, desconfiada
y cansada.