sábado, enero 29, 2011

DESAPARECIÓ POCO A POCO


Ella desde hace un año temía que él un día muriera, que le fallara algún latido de su corazón, o que su mente quedara flotando en un espacio lejano y desapareciera de ese entorno que compartían, dejándole un gran vacío. Se había acostumbrado a sus charlas entretenidas, a sus bromas que le arrancaban siempre una sonrisa, a contarle cosas que a veces comprendía a la perfección y otras no, pero cuya respuesta le hacían reflexionar. Le gustaba escucharle con atención cuanto quería compartir, especialmente cuando era trascendental y podía dibujar algún trazo de su verdadera esencia. Ella sabía que en él casi todo era artificial, que se esforzaba por reforzar los hilos que le mantenían unido a este mundo, que necesitaba imitar y fingir para no herir, para no separarse demasiado del resto de la humanidad. A veces intuía que en cierta forma él la tenía como posible elemento útil para algún fin. Ella supo desde el principio que su frialdad, su indiferencia, su brusquedad, su extraña libertad la podían dañar, pero aún así le tenía cariño y admiración por todo lo que había logrado, por luchar continuamente de la manera que lo hacía, por no rendirse ante la adversidad, por mantener la capacidad de disfrutar de su vida actual.

Un día él encontró una motivación especial y se fue alejando de ese entorno que con cariño le quisieron acompañar en su caminar desde hace años, se distanció sin darse cuenta día tras día, semana tras semana, mes tras mes, hasta llegar casi al punto de no retorno de la amistad. Se cansaban de esperarle en vano, de pedirle una explicación que nunca llegaba, de ver cómo la confianza ganada con los años era pisoteada con silencios incomprensibles o con palabras fuera de tono. Una noche alguien le volvió a disparar una piedrecilla con un tirachinas, pero él interpretó que era una bala mortal y con desmesurado e inapropiado ímpetu se defendió antes de marcharse sangrando, dejando parte de su equipaje en aquel lugar. Voló tal vez en busca de otro confortable nido, que podría ser de cucos. Aquella misma noche ella soñó que mataban a un ruiseñor, y lo peor fue esa angustiosa sensación de que ella también disparó. Aunque le queda el consuelo de que él no murió, que vuela por otros lugares con otras compañías o quizá empapado en su profunda soledad.

miércoles, enero 26, 2011

ME ROZÓ UNA SOMBRA...


Pasan los días,
pasan las semanas,
pasan los meses,
pasan los años
sin vivir la vida que quieres.

Pierdes amigos
que se esfuman de tu vida
y te das cuenta
que tan sólo llegaban
a la categoría de conocidos
o de perfectos desconocidos.

Compañeros muy queridos
toman otras bifurcaciones
del camino,
y sigues avanzando en soledad
sin dejar de tenerlos presentes,
vas dando forma a proyectos
que con esfuerzo toman cuerpo.

Y una noche
ves una sombra
que parece la muerte;
te asustas porque temes más
esa posible enfermedad.

Haces balance de lo vivido
y te detienes en la que fuiste
hace años,
siempre riendo,
siempre soñando,
siempre enamorada,
siempre ilusionada.

Con los rayos del día
un médico ahuyenta
esa sombra de enfermedad
aliviando tu angustia,
haciéndote valorar más la vida,
tan frágil,
tan efímera,
tan imprevisible,
tan sorprendente…
tanto que mañana me voy a zambullir
en mi piscina.

lunes, enero 17, 2011

LO VUELVO A SENTIR


Viendo en la sala
aquel vídeo que nos presentaron,
lo volví a sentir una vez más:
no estoy donde quiero estar,
no sé si éste es mi sitio.

Mis ojos se detuvieron fijos en un logo,
y en la semioscuridad se humedecieron,
se me empaparon de tristeza.
A la vez que me rozó sutilmente
una ráfaga de orgullo
por haber seguido una senda
y no quedarme en la cuneta.

Otros ojos miraban los míos
sin yo saberlo.
Al encender la luz se cruzaron,
en silencio se hablaron,
pero el ruido de fondo los enmudeció
y tuvieron que cambiar de conversación.

jueves, enero 13, 2011

OTRO ENCUENTRO

Voy a tener que pensar
que me encuentro con otro
para encontrarme de verdad contigo
porque siempre que me bailas en la mente
acabo topándome,
cerca de donde te pienso,
con otro por la calle.

viernes, enero 07, 2011

UNA NAVIDAD CON ACONTECIMIENTOS


Al fin se acabaron estas fiestas navideñas
que pasarán a la historia,
a mi historia,
de una forma especial…

Una decisión tomada con firmeza
para dar fin a un proyecto
que ha durado un tiempo
que se me ha hecho eterno.
No quería demorarlo,
porque más vale pájaro en mano
que ciento volando.
El que yo quería
se me escapó entre las manos,
y éste al menos se posa
sobre ramas tibias y frías,
algo que nunca soñé.

Alguien se encargó
de enturbiar mi alegría
y afloró una rebeldía
de años contenida
que hizo tambalearse
cimientos, suelos y techo.

Ha habido una revolución
mi interior
que no quiero que se esfume
ni que carezca de repercusiones.
Todo debe cambiar
para que nada siga igual.

En otro terreno también
he asumido riesgos
que espero no me quiten el sueño.

En esta Navidad que se fue
acudió una persona del pasado
a mi presente,
cerca de ese lugar que frecuento.
Allí la vieron, me lo dijeron,
fui a su encuentro,
pero ya no estaba.
Al retomar mi camino
tomé aire fresco en mi ciudad
sin poder evitar sonreír al pensar
en lo que nos ha cambiado la vida
cuando antes llevábamos
prácticamente la misma,
en otro tiempo,
en otro lugar.

Son ecos del pasado
que a veces me llegan
en forma de ráfagas,
de personas que me recuerdan,
como él
que me llena los ojos de sorpresa
cuando afirma que aprendió de mí.

Éramos dos en la carretera
recorriendo durante años el mismo camino
que a cada uno nos llevaba
a un objetivo distinto.
Estando juntos aprendimos
el uno del otro,
en aquel coche charlamos, reímos…
Y pienso
que si yo hubiera querido
el conocimiento mutuo
hubiera sido más profundo.