lunes, agosto 04, 2008

EL HOMBRE QUE LLEVA TU NOMBRE

El agua me acaricia
al mismo tiempo que su mirada.

Es ese hombre de esbelta figura
que lleva tu nombre,
el que me sonríe
por encima de su libro,
el que subiendo las cejas
entrelaza sus pupilas
con las mías,
el que se enternece
contemplando
mis gestos maternales
con los niños,
el que ha trucado el espacio
y el tiempo
para toparse conmigo
en cualquier sitio,
el que hace acrobacias
en el agua
para excitar mi mirada,
como tú hacías...

Es ese el hombre que lleva
tu nombre
sin parecerse a ti,
¿o tal vez sí...?




SOÑÉ CONTIGO


Sé que te halagaría saber
que soñé contigo,
a pesar de que mi consciente rebelde
se niega a aceptar los motivos...

Son sueños cíclicos
a través de los años,
unidos por ese único nexo
que son nuestros besos;
besos distintos a los que tú me dabas
pidiéndome permiso,
son besos deseados por mí
y correspondidos.

Son tan extraños esos sueños cíclicos
que en ellos te quiero...
como jamás te he querido,
vendando y mimando tu corazón herido.

Alguien tuvo que desgarrar el mío
para comprender lo que duele
tanto desdén,
para que se me antoje amarte
a destiempo
en mis sueños.

Sé que no te halagaría saber
que no soñé contigo:
con el hombre que el tiempo,
la distancia y la vida,
han convertido en un desconocido.
Soné con el muchacho
que olía mi cabello en clase...
y que bailó conmigo aquella noche
que los dos estrenamos un verano,
ya descolorido por el olvido.