VELADA NAVIDEÑA
A veces resulta
tal dulce como un caramelo
una velada con las personas
que han compartido
tantos momentos de tu vida,
mirar en sus pupilas y ver reflejadas
secuencias de tu vida
en las que todos fuimos protagonistas.
Riéndonos a carcajada limpia
siempre aparece entre tú y yo
la sombra esbelta
de nuestra adolescencia perdida.
¿Qué decir de ti?,
si continúas con la costumbre
de revelarme confidencias
a media voz,
que se quedan entre los dos.
El recuerdo para aquellos
con los que tantos momentos compartimos
y que en su día se fueron,
también para los que viven lejos,
dejando en nosotros gran parte de ellos.
Niños que nos alegran continuamente
con sus inocentes ocurrencias,
y que al mirar esas chispitas
de luz en sus ojos
vemos el reflejo de navidades paradas
en las que fuimos pequeños.
Los que ahora son mayores,
sin que ni ellos ni nosotros
tengamos plena conciencia de esto,
siguen con esa energía y vigor
que les caracteriza.
Y todo trascurre entre nosotros
con la misma confianza
de quienes se ven todos los días,
a pesar de que los caminos de nuestras vidas
nos alejaron y nos continúan alejando
paso a paso a través de los años.
¿Será esto la familia?
Desde luego es parte de la mía,
y deseo que al menos continúe así
durante muchísimo tiempo,
con intentos fallidos como éste
de plasmarme entera
en una sencilla fotografía.
tal dulce como un caramelo
una velada con las personas
que han compartido
tantos momentos de tu vida,
mirar en sus pupilas y ver reflejadas
secuencias de tu vida
en las que todos fuimos protagonistas.
Riéndonos a carcajada limpia
siempre aparece entre tú y yo
la sombra esbelta
de nuestra adolescencia perdida.
¿Qué decir de ti?,
si continúas con la costumbre
de revelarme confidencias
a media voz,
que se quedan entre los dos.
El recuerdo para aquellos
con los que tantos momentos compartimos
y que en su día se fueron,
también para los que viven lejos,
dejando en nosotros gran parte de ellos.
Niños que nos alegran continuamente
con sus inocentes ocurrencias,
y que al mirar esas chispitas
de luz en sus ojos
vemos el reflejo de navidades paradas
en las que fuimos pequeños.
Los que ahora son mayores,
sin que ni ellos ni nosotros
tengamos plena conciencia de esto,
siguen con esa energía y vigor
que les caracteriza.
Y todo trascurre entre nosotros
con la misma confianza
de quienes se ven todos los días,
a pesar de que los caminos de nuestras vidas
nos alejaron y nos continúan alejando
paso a paso a través de los años.
¿Será esto la familia?
Desde luego es parte de la mía,
y deseo que al menos continúe así
durante muchísimo tiempo,
con intentos fallidos como éste
de plasmarme entera
en una sencilla fotografía.