viernes, enero 26, 2007

HOY ES UNO DE ESOS DÍAS






Hoy es uno de esos días
en los que necesito
estar a la orilla del mar,
huir hacia atrás,
refugiarme en un tiempo
en el que se oían mis risas.

Hoy es uno de esos días
en los que necesito
tirar piedras al río
y verlas salpicar,
sentir como la lluvia
cae sobre mí al caminar
en soledad.

Hoy es uno de esos días
en los que veo mi esfuerzo
entre los dedos como humo escapar,
perdiéndose antes de llegar
a ningún lugar.

Hoy es uno de esos días
en los que se mezcla
la tristeza con mi rebeldía
y resuena en mí el eco
de tus palabras,
ésas que a pesar del tiempo
siempre llevo aquí,
muy dentro,
escondidas entre tu mirada y la mía.

Hoy es uno de esos días
en los que quiero
encontrarme conmigo misma
antes de todo,
antes de la nada,
antes del orden y el caos,
antes de llegar a ser
lo que aún no sé si seré

alguna vez.


domingo, enero 21, 2007

OJOS MIMOSOS















Cuando mi sonrisa
acaricia esos ojos mimosos

que me persiguen,
el aire de tu amor
me envuelve al pasar.
















Esta rosa roja es para ti que te detienes por aquí, que estás sin que yo te vea, pero que siempre me dejar ese aroma de tu presencia. Con mucho cariño y agradecimiento.

sábado, enero 13, 2007

PERSIGUIENDO UN SUEÑO


Hace un tiempo
anduve sobre las olas del mar
y las olas se detuvieron.

Hace un tiempo perdí
la luz de ese camino
que me marcaban
tus vivaces ojos negros.

Hoy a tientas voy persiguiendo
otro sueño
que no es tuyo,
que no sé si es mío,
que ya nunca será nuestro.



miércoles, enero 03, 2007

TARDE DE PLAYA SOLITARIA

Recuerdo ese puñadito de días de un verano, ya lejano, con especial nostalgia, placidez, emoción; con una sonrisa. Es estaño como momentos concretos en la vida se te graban para siempre, y el disgusto inicial por haber suspendido un parcial y tener que cambiar la fecha de las vacaciones te lleva de la mano a una tremenda e inolvidable casualidad. Esos apacibles días de verano en los que tú y yo coincidimos de nuevo, me vienen a la mente: aquella inmensa playa casi solitaria, sin tumbonas, sin el bullicio de la gente, tu manos rodeando mi cintura para impedir que las olas me tiraran, tus caricias, aquellas sonoras risas, nuestros cuerpos tostándose al sol, tus primeras miradas casi furtivas. Los días de picnic con nuestras familias se me hacían especialmente gratos estando tú a mi lado. El día para mí duraba segundos, y nunca me he comido un bocadillo tan a gusto como en esa maravillosa playa, aunque lo que verdaderamente me alimentaba en esos días eras tú: tu voz perdiéndose entre el rumor de las olas, esas revelaciones secretas que sólo guardamos el mar y yo, la languidez de tus ojos al mirarme, tu deseo mezclándose con la arena, la suavidad de tus labios y tus manos.

¡Qué inmenso cariño cogí a tu destartalado coche! Era el mejor de los cómplices, averiándose en los momentos más oportunos, dejándonos solos y tirados cuando más lo necesitábamos, proporcionándonos ese atardecer inolvidable. Nunca más he podido llegar a ver con la misma emoción e intensidad ese agua plateada que el sol nos regaló aquella tarde de playa solitaria, solos tú y yo.
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La imagen de la playa la ha creado mi amigo Yaco por ordenador. Su Web está aquí enlazada, un poco más arriba, y sinceramente os recomiendo que la visitéis porque realmente merece la pena darse un paseo por allí. A Yaco le estoy agradecida por muchas cosas aunque a él no le gusta que se lo repita. Es tremendamente generoso, servicial, trabajador, desinteresado, encantador y muchas cosas más. Si pasáis y queréis, dejad una pequeña huella en su libro de visitas. A él le encantará y a mí también.